jueves, 20 de febrero de 2014

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CALLES Y PAISAJES DE OBEJO
Obejo aporta múltiples y diferentes posibilidades para el aficionado a la naturaleza; sólo con seguir el cauce del río Guadalbarbo tendremos ante nosotros un itinerario de indescriptible belleza y riqueza biológica; la diversidad de paisajes que atraviesa es muy variada a lo largo de su recorrido: mientras que en la parte más alta sus riberas se cubre de tamujos y adelfas, y en las arenas de sus orillas podemos descubrir las huellas de ciervos y jabalíes, conforme baja su curso comienzan a aparecer olivares que dominan el paisaje hasta la carretera, donde junto tamujos, sauces y tarajes, aparecer árboles de mayor envergadura como fresnos, álamos blancos y negros, alisos y olmos.
Además, un tramo de 17 kilómetros del río Guadalbarbo está declarado de interés piscícola.
Otro paraje de impresionante belleza es el conocido como Los Conventos, enclavado en pleno corazón de Sierra Morena; su marcada personalidad viene determinada por sus impresionantes cabezos rocosos, la extensa nava a sus pies y el inalterado bosque mediterráneo, al que se une el halo de misterio y leyenda que quedó en el lugar al haber sido el emplazamiento elegido por monjes mozárabes como lugar de retiro para aislarse del mundanal ajetreo. A todo esto hay que añadir una gran variedad de avifauna con especies como el águila perdicera, el águila real, el búho y el azor que encuentran en este paraje un lugar ideal para nidificar.
Entre el río Guadalbarbo y Obejo encontramos una serie de caminos y senderos que permiten una gran variedad de recorridos, caracterizados todos ellos por un paisaje en el que se mezclan los olivos, a veces diseminados en laderas con pendientes superiores al 30%, con algunas manchas de encinas.
Además de la riqueza botánica y faunística del entorno, es de destacar el Cerro de la Camorrilla donde, en un escarpe de cuarcitas verticales de unos 8 ó 10 metros, se puede ver aún el arranque de una torre o atalaya, conocida como Castillo de Peñaflor.